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viernes, 21 de diciembre de 2012

Polvora y sangre

"Polvora y Sangre"

(Continuación de Polvo)

Esteban Cachazo, militar de pura cepa, un joven de Carupano que se unió a la Fuerzas Armadas con la convicción de servir a su país de la mejor manera. Tenía una idea muy clara hacia donde quería llegar, con 28 años se había graduado de oficial técnico, aspiraba con los años alcanzar a ser general y por lo mismo, se volvió la mano derecha del General Lopez. Ostentaba piel negra, cabello ondulado que siempre mantenía bajo, un marcado acento oriental y unos peculiares ojos de color purpura. Siempre era eficiente y obedecía al pie de la letra las órdenes del general Lopez.

--Cachazo, eres uno de los pocos hombre en que en verdad confío... Tu sabes en los negocios en que ando metido y el peligro que presenta esto para mi hija Laura, quiero que siempre estés pendiente de ella. Por favor Esteban, si procuras que no le pase nada malo a mi niña te aseguro que llegarás muy lejos.-- Un "¡Si señor!" siempre era la respuesta. El General le asigno un soldado raso de apellido Gutierrez, que era apodado "El Ruso" por su pelo rubio y ojos azules, nunca le terminó de caer bien Gutierrez pero era alguien con quien contar a la hora de hacer su trabajo.

Esteban, a eso de las 9:00 PM de un día cualquiera, estaba acostado junto a su esposa viendo una película. Sonó el teléfono.

--Esteban es el General, Laura planea salir con su amiga drogadicta Kiara... Ya sabes que hacer.-- La cara de preocupación en su esposa hizo acto de presencia.
--Si señor.-- Trancó el teléfono. Se puso de pie, estaba en boxers, le dolía una rodilla por una caída que tuvo días antes.
--¿Por qué siempre actúas como un jalabolas con el General?... Estoy cansada de estas salidas tuyas.-- Esteban agarró su uniforme del closet y se volteó lentamente. Miró a su esposa, se fijo en las largas y morenas piernas que ella tenía, solo tenía unos shorts azules y una franela de tiras de color rosado.
-- Coño María... Tu sabes que no lo hago por gusto sino por nosotros.--
--¡Siempre dices lo mismo! ¡Estoy en cansada! ¡¿Sabes?! ¡No quiero que te pase nada!-- Tras ese comentario, Estaban palpo el cinto de la pistola y se aseguro de que todo estuviera en orden.
--Tranquila amor, llegaré antes de que te des cuenta.-- Se sentó sobre su cama, se puso sus pantalones, se puso el cinto de la pistola en la pierna derecha. Sacó el arma, una Glock modelo 19, sacó el peine para estar seguro de que estuviera cargada y luego la guardó de nuevo en el cinto. Se puso una franela verde y una chaqueta de color negro. Sonó de nuevo el teléfono, decía "Llamada de - Gutierrez". Atendió. --Estoy abajo.-- Le dio un beso largo a su esposa, le dijo que la amaba, se puso el chaleco antibalas y salió por la puerta. Esteban vivía en una de las torres de Parque Central en Caracas, se había mudado a allí por orden del General. En Caracas conoció a Maria, en una de las noches que salía de rumba con sus amigos del cuartel. 

Ya en planta baja, despertó al guardia de seguridad cuando abrió la puerta. Caminó con calma mientras se encendía un cigarro. Gutierrez lo esperaba en una camioneta Tahoe negra. A veces le parecía absurdo el hecho que el general no le daba un carro a su hija pero si la dejaba que saliera con Kiara. Recordó la noche en que tuvieron que sacar a ese par de niñas de una discoteca en el C.C. San Ignacio, Kiara estaba vomitada encima y la pobre Laura no hubiera sabido que hacer si no hubieran pasado Esteban y Gutierrez a la escena. Se montó en el vehículo, Gutierrez tenía a todo volumen una canción de reggaeton pero le bajó volumen por la presencia de Esteban.

--Oficial Cachazo.--
--Soldado Gutierrez.-- Todo muy protocolar.

Esteban revisó su celular y vio que tenía dos mensajes; el primera del General "Laura está cenando en Las Mercedes, busca el Ford Ka de Kiara y ya." Pensó en lo tediosa que sería la búsqueda de las niñas pero de todas maneras habría que hacerlo. El otro mensaje era de su esposa. "Espero que todo salga bien amor. Te amo. Besos."

--A Las Mercedes.-- Ordenó Esteban.
--¿Vamos a algún lugar en específico o hay que buscar donde están las niñas?-- Preguntó con flojera Gutierrez.
--Tú sólo dedícate a manejar Gutierrez.--
--Si señor.-- Esteban no estaba de humor. Gutierrez volvió a subirle a la música.

Tomaron la salida de la autopista vía al Este, encontraron tráfico cerca de El Jardín Botánico de la UCV por un choque, una colisión entre un Aveo azul y un motorizado. Los carros pasaban lentamente para detallar la gravedad del choque.

--¡Por esta huevonada es que se forman las colas en Caracas!-- Sentenció Gutierrez.
--Cállate y maneja.-- Respondió Esteban sin quitar la mirada del vidrio.
--Si señor.-- Oyó Esteban. Cerró los ojos y pasó su mano por su rostro tratando de ocultar su cansancio. Eran aproximadamente las 10:30 PM para cuando llegaron a Las Mercedes.

-- Date una vuelta por la calle principal a ver si vemos el carro... Sino pasa por el perrero de Farmatodo.-- Dijo con desgano Esteban.
--¿Es porqué tienes hambre o crees que estarán ahí?-- Pregunto con cierto tono de insolencia Gutierrez. --Ambas.-- El ruso soltó una leve carcajada y arrancó al ver la luz verde del semáforo. A la altura de la Plaza Alfredo Sadel, Esteban divisó un Frod Ka color verde que coincidía con la descripción del carro de Kiara.
--Coño... Creo que son esas que van más adelante. Acércate a ver.-- Sin decir nada Gutierrez se acercó. Ellos sabían que no se iban a dar cuenta que eran ellos gracias a los vidrios ahumados. Laura estaba con su clásica vestimenta de loca; mallas rosadas, una camisa sucia que no era de ella y los tacones que odiaba su papá. Por su lado, Kiara lucía bastante decente a comparación a otros días. 
--¡Cómo se nota que van a ver unos chamos por la pinta que tienen las dos!-- Dijo El Ruso Gutierrez. Esteban estaba consciente que nunca le contaba todos los detalles a El General, tanto por el bienestar de Laura como el propio de los escoltas. 

Siguieron a cierta distancia el llamativo carro de Kiara, vieron como los chicas se pararon en el Gamma Express de Las Mercedes a comprar hielo y casi se les pierden cuando ellas agarraron la autopista vía a Chacao. Llegaron a la estación de metro de Chacao pero por culpa del semáforo se quedaron atrás, por un momento Esteban creyó que las niñas irían al San Ignacio pero no tenía sentido el hecho que hayan  comprado hielo, vio que pasaron el semáforo y cruzaron la izquierda en la primera calle. Llamó a El General --Señor, creemos que las chicas están ahorita en casa de algún conocido en la zona de Chacao. Le seguiremos informando.-- Por alguna razón, Esteban sentía un mal presentimiento de todo lo que estaba pasando. 

Pasaron el semáforo e hicieron el mismo cruce que las niñas. Pasaron una tasca portuguesa que aun estaba abierta y vieron para el Ford Ka de color verde enfrente a una residencia llamada "Prometeo".

--Párate en la otra esquina más adelante y nos pondremos a esperar.-- Dijo Esteban.

Gutierrez se estacionó, bajaron los vidrios y apagó el vehículo. Esteban se encendió otro cigarrillo. Pensaba que sería una noche muy larga. 

Repentinamente, una moto se les paró al lado y sin titubear Esteban sacó del cinto su Glock 19 para apuntarle a la cabeza del que la manejaba. El motorizado alzó ambas manos y se oyó como una pistola cayó al suelo. Era un muchacho no mayor de 21 años, tenía unos bigotes de color amarillo y una cara aterrorizada

--Pira peluche... Antes de que te meta un tiro en la cabeza.-- Dijo con tono amenazador Esteban. La moto arrancó de forma inmediata. El suelo yacía una pistola muy parecida a la de Esteban. "Se la habrá quitado a algún policía o capaz este chamo tuvo un conocido en las Fuerzas Armadas." Le daba igual, el ya estaba sumido en suficientes problemas cómo para ponerse a pensar de donde había sacado esa pistola el ratero que quería robarlos. 

Esteban siguió fumando con la pistola en la mano. Estaba a la espera de un segundo intento de robo. Gutierrez en ningún momento se inmutó, estaba tan acostumbrado a situaciones así que no le prestó mucho atención a la moto o al supuesto intento de robo. En algún momento Gutierrez notó que Esteban se bajó de la Tahoe y agarró la pistola que soltó el delincuente. 

-- Glock 19 como la mía.-- Dijo Esteban. El Ruso no le prestaba ninguna atención a Esteban. Éste se volvió a montar en la camioneta y el silencio volvió a ser acto de presencia en el vehículo.

Pasó aproximadamente una hora, Esteban ya había fumado otros 5 cigarros más e incluso le había dado 2 a Gutierrez. La tasca portuguesa ya había cerrado y sólo estaban a la espera de que las niñas salieran del edificio. En eso, vieron a Kiara salir sola corriendo del edificio hacia su carro.

--Ya va... ¿Donde está Laura?-- Dijo Esteban. Kiara encendió el vehículo y se metió en el estacionamiento. --¿Será que se vana  quedar a dormir?-- Preguntó Gutierrez extrañado. Esteban no sabía que decir, rara vez las chicas se quedaban en algún lugar fuera de sus casas y si lo hacían, Laura le avisaba a su padre.
--No sé... El General no me ha dicho nada acerca de eso.-- Respondió Esteban. 

El portón del estacionamiento empezó a abrirse de nuevo, salió el Ford Ka de Kiara pero con sólo 3 personas dentro.

--Dale marico, síguelos.-- Primera vez que Gutierrez oía la palabra "marico" salir de la boca de Esteban. 

El carro de Kiara iba rápido por las calles de Caracas, llegó hasta la estación de Chacaito y bajó hacia Las Mercedes, se paró en el semáforo enfrente a la arepera Misia Jacinta. Casi todo estaba a oscuras, unos cuantos potes de luz, el McDonalds del Rosal y uno que otro vehículo que pasaba era todo lo que iluminaba la noche.

--¿Cómo vamos a hacer esto?-- Preguntó Aaron.
--¡Aun hay gente en la calle!-- El semáforo pasó a color verde. Kiara estaba obstinada de la actitud que tenía Aaron, la ponía más nerviosa y aun ella luchaba con internalizar el hecho de que su mejor amiga estaba muerta. Aceleró lentamente y empezó a hablar.

--Ya te dije que vamos a preten...-- Un golpe violento llegó del costado derecho del vehículo. Dieron una, dos y tres vueltas antes de que el pobre Ford Ka quedará volteado. El carro recorrió 15 metros, dentro de él Kiara estaba inconsciente, Aaron y Luis gritaban a toda potencia. Luis rebotó de un lado a otro dentro del carro hasta que un certero golpe con el vidrio derecho lo dejó en seco. 

Esteban y Gutierrez vieron boquiabiertos todo lo ocurrido. Un camioneta Montero color azul marino decidió comerse la luz, se llevó por delante el Ka de Kiara. Vieron dar vueltas al pequeño carro verde como también vieron estrellarse en un poste de luz a la Montero. Llamaron de inmediato por apoyo médico y seguridad vial vía una radio que tenían dentro del carro, a partir de ese momento Esteban sintió que todo iba en cámara lenta. 

Salió corriendo hacia el Ka y sacó uno a uno de los pasajeros sin fijarse en el contenido de la maleta. Por su lado El Ruso fue a ver el estado del conductor de la camioneta, se fijó por la ventana y vio a un joven ensagrentado sosteniendo una botella de ron. Le tocó el cuello en búsqueda se señales de vida y ahí estaban,  suave y débil pero ahí había un corazón latiendo. Le gritó a Esteban.

--¡Este pana está vivo! ¡No sé cuanto dure así!-- 
--¡Vuelve a radiar al apoyo ya!-- Respondió Esteban.

Esteban estaba más preocupado por el hecho de que no encontraba a Laura que si estaba vivo o no el conductor ebrio que casi mata a los muchachos. Kiara y un muchacho blanco pecoso estaban inconscientes,  el joven ostentaba una herida sangrante en la parte derecha del rostro. Kiara estaba totalmente sana y salva pero sin conciencia. El tercer chamo se había orinado encima y a pesar de que estaba consciente, tenía la mirada perdida y los ojos abiertos de par en par, tenía uno que otro morado y el labio inferior hinchado pero nada grave, tu piel morena y sus facciones de blancos delataban que era del oriente del país. Esteban se acercó lentamente al muchacho y se puso en cuclillas enfrente a él. 

Con una voz suave habló --Hey, hey, hey... Tranquilo ya pasó.-- Aaron volteó y miró a Esteban como si no se hubiera percatado de su presencia antes. --¿Cual es tu nombre?--  Continuo Esteban.

--A..A..Aaron.-- Esteban sonrió.
--Bien Aaron... Mi nombre es Esteban. Ahora dime ¿Donde está Laura?--

Esteban notó como los ojos de Aaron se empezaban a llenar de lágrima después de haber oído la pregunta.

--Dime... ¿Que pasó con Laura?-- Esta vez Esteban agarró fuertemente del brazo a Aaron.
--¡ESTÁ EN LA MALETA!--

El grito, que estaba ahogado entre las lágrimas y la desesperación, le dio un escalofrío horrible a Esteban. Dejó a Aaron donde estaba y se paró, caminó lentamente hacia el Ka volteado. En el fondo se oía a la distancia las sirenas de una ambulancia que poco a poco se hacían más fuertes. Se tiró al suelo para poder meterse en el asiento del piloto, agarró las llaves que aun seguían puestas en el encendido, se puso de pie y se acercó a la maleta. Tomo aire y metió la llave, lentamente la giró y la gravedad hizo el resto. 

Sobre el suelo, cubierta de sábanas, se desplomó un cuerpo sin vida. Era Laura. En la espalda de Esteban apareció Gutierrez, ambos se miraron y sabían que hasta ahí había llegado su carrera militar. 

-- Maldita sea... Maldita sea... Maldita sea... ¡MALDITA SEA!-- Decía Gutierrez mientras caminaba en círculo y se agarraba a sí mismo por el pelo. La ambulancia no había llegado aun. 

Aaron empezó a gritar.
--¡NOSOTROS NO LA MATAMOS! ¡NOSOTROS NO LA MATAMOS!--

La mente de Esteban estaba saturada. ¿Qué hacer? Se preguntaba. Por un momento pensó en pegarles un tiro en la cabeza a los chamos y a Kiara para culparnos de intento de secuestro pero sabía que por la pinta de que tenían era poco probable que le creyeran. Otro problema era Gutierrez. ¿Podría confiar plenamente en él para hacer lo correcto? o mejor dicho... Lo necesario. 

Esteban se acercó de nuevo al cuerpo de Laura, la sacó del sacó de sábana en el que estaba. La peinó y sintió que el calor que extrañamente, el cuerpo de ella aun emanaba. Llegó la ambulancia. Los paramédicos salieron con camillas y demás utensilios. Esteban cargó el ligero cuerpo de Laura hacia la ambulancia y la dejó en manos de un paramédico.

--Agarra los muchachos y mételos en la camioneta.-- Le ordenó a Gutierrez.
--¿Qué planeas hacer?..-- Preguntó 

Esteban se quedó mirando el vacío un momento, sintió su pistola en la funda y sintió la otra pistola que había obtenido del ratero horas antes en su chaqueta.

Tomo aire y dijo.

--Saldar cuentas.--


(Continuará) 

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