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miércoles, 19 de diciembre de 2012

Polvo

"Polvo."

Música Chill Out resonaba en el ambiente, el aire acondicionado suprimía el terrible calor de la ciudad de Caracas. -"¿Cuanto más tenemos que esperar por esta jeva?"-- Dijo el más joven de los dos universitarios que estaban en una esquina del restaurante. -"Esperaremos lo que tengamos que esperar"- Respondió el otro.

El más joven se llamaba Luis, un chico lampiño no mayor de veinte años, blanco como la leche, con pecas en el rostro y con cabello rubio sucio. Su mala postura y la torpeza al caminar lo hacía poco atractivo en el país caribeño, donde el "güajeo" y el "flow" son actitudes implícitas en el ciudadano venezolano.

Por otro lado, Aaron, con facciones de blanco y piel ligeramente morena, oriundo de la ciudad de Puerto La Cruz, tenía un porte mucho más latinizado. Con cabello rulos y veintitrés años, movía incesantemente su pierna derecha en señal de impaciencia, revisaba el celular cada minuto para confirmar que sólo estaba desesperado. Ambos estudiaban ingeniería en la UCV y estaban a la espera de una chica que les vendería marihuana. -

--¡El lugar es perfecto Luis! No te preocupes que nadie en esa vaina le para bolas a quien sale o quien entra, además, es demasiado fácil perderse entre la gente de Chacaito. Deja de ser un cagón y acompáñame.-- Fue el argumento de Aaron para convencer a Luis. -- Es algo que haría un un amigo de verdad ¿No?-- Se decía Luis cuando abordó el metro de Ciudad Universitaria.

--¡Espero que esta chama no nos salga con una vaina rara!-- Dijo Luis
--¡Chamo deja el peo por un momento! Yo siempre le compro mi stash a ella. Es de confianza-- Refutó Aaron. Luis dejó escapar un suspiro que tenía una mezcla entre desespero y nerviosismo.

El restaurante donde estaban era un McDonalds cercano a la estación de Chacaito, un cuchitril remodelado con ínfulas de ser "chic", a nadie se le ocurría pedir un "Capuccino Tentación" porqué sabían que solo era un café con leche que poseía un nombre bonito y un mayor precio. El tiempo pasó y a la media hora, llegó una chica diminuta que poseía demasiadas caderas para su tamaño, tenía el pelo desarreglado y de color negro azabache, iba sin maquillaje, llevaba una camisa blanca de la banda Candy 66, como también unos jeans holgados y unos zapatos converse sucios. A Luis le pareció que ella lucía como un topo sudado.

--¡Hola Kiara! ¿Cómo estás baby?"-- Saludó Aaron, mientras ella le daba un beso en el cachete y le palmaba la parte interna del muslo. Luis quitó la mirada rápidamente de donde Kiara tenía la mano y sentía un calor en su cara que sólo significaba que estaba rojo cómo un tomate.
 --¡Todo bien corazón! ¿Quién es el pelado este?-- Luis odiaba que le dijeran así.
 --Es un panita de la universidad, se llama Luis. No te preocupes por el, es tan peligroso como un peluche.-- Dijo Aaron con desgano. Kiara se sentó al lado de Luis y puso sobre la mesa un bolso pequeño de Pucca, que tenía pegado chapas de bandas como Soda Estereo, Slipknot y Korn. 

--¿Haremos la transacción en dinero o me vas a pagar en el Dallas como la otra vez?-- Dijo Kiara con una sonrisa tan pícara como maliciosa. Luis nunca había visto tan rojo a Aaron, éste movía la boca arriba-abajo sin decir nada exceptuando una que otra vocal sin sentido, se le amontonaban las palabras en la garganta mientras pensaba miles de excusas. Luis empezó a reír. 

--¡Coño Kiara si eres sapa!-- Fue lo primero que alcanzó decir Aaron. Kiara soltó una caracajada que atrajo la mirada de la gente del restaurante, le guiñó un ojo a Luis y este se sonrojó nuevamente. 
--¿Tu me pediste 4 gramos de "White Dolphin" no?-- Pregunto la dealer.
--Si-- Dijo cortante Aaron.
--Son 5 tablas-- Luis abrió los ojos de par en par.
--¿¡Qué!? ¿¡Por qué esa mierda está tan cara!?-- Decía Aaron exaltado.
--Mira marico, a mi me llega esta vaina desde Holanda. Esto no juega carritos, te prometo que llegarás hasta Júpiter con la nota que te dará esto.-- La cara de Kiara había cambiado rápidamente de una feliz a una excesivamente agresiva.
--Coño está bien, ya vengo que voy a sacar plata del cajero. Quédate aquí marico.-- Le dijo a Luis. 

Aaron se puso de pie y salió por la puerta hablando para sí mismo, Luis alcanzó a oír un "Que bolas esta vaina". Cuando volteó se dio cuenta que Kiara lo miraba fijamente, éste se sintió intimidado y bajó la mirada rápidamente.
--No tengas miedo que yo no muerdo... Tan duro.-- Dijo Kiara mientras le posaba su mano en la pierna de Luis. El corazón empezó a palpitarle fuertemente y sintió como el pantalón se iba apretando por la repentina erección que tenía. Él nunca había estado con una mujer y primera vez en su vida que le pasaba algo así.
--¿Qué? ¿No vas a decirme nada?-- Le susurró Kiara al oído.

--Yo... Yo... Yo...-- No sabía que decir, sólo pensaba en la posibilidad de quitarse encima el título de "virgen" que tenía entre sus amigos de la universidad.
--Yo... Yo no sé que decir.-- Logró decir balbuseante y nervioso.
--¡Ay querido! Sólo pídelo y haré todo un hombre de ti-- Ambos sonrieron. 
--Eso... Suena bie...-- 
--¿Qué pasa en esta vaina?-- Preguntó repentinamente Aaron, la pregunta exaltó tanto a Luis como a Kiara, puesto ninguno se había percatado que Aaron ya había llegado.

Se sentó sobre la mesa, le pasó el dinero por debajo de la mesa a Kiara y esta sutilmente metió su mano en su bolsito de Pucca sacando una bolsa miniatura Ziploc, que contenía la costosa hierba europea. Luis sintió un pánico repentino porqué pensó que era demasiado descaro aquello. "¿A quien se le ocurre comprar droga en el McDonalds de Chacaito?" Pensó. Aaron metió la bolsa en un bolsillo y todo volvió a la normalidad. 

Kiara sacó una Pascualina del bolso y empezó a escribir algo, arrancó un pedazo de papel y se lo dio a Luis. --La oferta sigue en pie por si deseas aceptarla.-- Se mordió el labio y a Luis le pareció sexy eso.
--Bueno, fue un placer hacer negocios contigo Aaron, llámame si necesitas más.-- Le guiñó una ultima vez el ojo a Luis y se fue. Cuando vio el papel, tenía número y dirección de la casa de Kiara. Luis sonrió. 

--¡No broder! Esa jeva está muy loca, mira que te lo digo yo.-- Comentó Aaron.
-- Lo loca y todo no evitó que te la cogieras ¿Verdad?.-- La respuesta fue una cachetada para Aaron, apretó los puños y manoteó diciendo.
--¡Bueno chamo ese es tu peo! Sólo lo digo por tu bien.-- Luis no quiso responderle así a su amigo pero sintió una leve satisfacción por haber dejado mal parado a Aaron. 

Ambos salieron por la puerta del restaurante. Aaron se palpaba su bolsillo para asegurar que la bolsa Ziploc seguía en su lugar.

--Vamos a mi residencia y nos fumamos algo de esta vaina. ¿Va?-- Dijo Aaron.
--¡Dale pues! Pero vamos de una vez que después no tengo como irme a mi casa.-- Eran apróximadamente las 3:00 PM para cuando se montaba en el metro vía Palo Verde. 

Aaron vivía sólo en un pequeño apartamento cercano a la estación de Chacao. Luis sentía una leve envidia por esto, los padres de Aaron seguían en Puerto La Cruz mientras este estudiaba en Caracas. Los padres le pagaban todos los gastos del apartamento sin contar con el dinero que Aaron gastaba en fotocopias, cerveza y marihuana. El apartamento era tipo estudio, un baño, un cuarto, sala-comedor integrada con la cocina. El sueño de todo universitario en la ciudad de Caracas. 

Luis se sentó en el sofá sucio que tenía Aaron, aun estaba la mancha de vómito que un amigo de ellos dejó la última vez que estaban tomando. Roja, extensa y aun un poco maloliente, desde ese día Aaron prohibió tomar Sangría Don Julian en su casa. 

Aaron entró a su habitación, tiró el bolso sobre su cama desarreglada y buscó en su mesa de noche un pequeña pipa de color verde, tenía la cabeza de un león con dreadlocks tallada en acero que era el depósito en donde poner la hierba. Salió a la sala y se dirigió a la nevera, sacó dos Soleras verdes y se sentó al lado de Luis. Ambos abrieron su cerveza y dieron un primer trago, soltando al unísono un resonante "Ahhhh..." en señal de satisfacción.
--Vamos a ver que es lo que es con este monte.-- Dijo emocionado Aaron. Luis no era muy fanático de fumar marihuana pero no le molestaba hacerlo de vez en cuando. 

Aaron puso la cerveza en la mesa que estaba al lado del sofá y sacó de su bolsillo la bolsa Ziploc. Con suma delicadeza sacó una pequeña porción de la hierba y la posó suavemente dentro de la boca del león, Luis sacó un yesquero de su bolsillo y se lo entregó a Aaron. Se puso la pipa en la boca y prendió el yesquero, le dio un jalón a la pipa mientras encendía la hierba, aspiró profundamente y contuvo la respiración lo más que pudo. Empezó a toser, le pasó la pipa y el yesquero a su amigo mientras este reía.

--Si eres marica chamo, pensé que después de tanto tiempo fumando aguantabas más.-- Dijo sarcásticamente Luis.
--Esta vaina está buenísima bro, pruébalo.--

Luis repitió el mismo proceso, paso a paso como hizo Aaron. Una sensación de calor le llenó el pecho, sintió una terrible necesidad de toser pero decidió aguantar un poco más, tosió como si se le fueran a salir los pulmones. El apartamento se impregno de olor a marihuana. Tomaron otro sorbo de cerveza y Luis empezó a sentir una sensación sobre su piel, como si estuviera vibrando levemente. Sentía los ojos hinchados y se volteó hacía Aaron, éste también tenía los ojos rojos, tenía la mirada perdida y una sonrisa estúpida sobre su rostro. Luis empezó a reírse sin razón aparente. Los dos se reían a carcajadas, aplaudían y tomaban cerveza. Repentinamente, Luis empezó sentir una pesadez intensa sobre sus ojos y las ganas de dormir invadió su cuerpo. 

--Chamo, tengo demasiado sueño...-- Dijo Luis con tono embobado.
--¿Si? ¡Yo estoy demasiado feliz!-- Gritó Aaron, que no paraba de moverse y reírse.
--Préstame tu cama un rato weon ¿Si va?--
--Dale mariquita, ve a dormir. Yo me pondré a hacer algo de comer.-- Con pasó torpe y lento, Luis se paró del sofá, sentía que el tiempo se había puesto lento y que cada paso le tomaba una eternidad.

Antes de caer en la cama, sacó su iPod de su bolso y se puso los audífonos. Le dio play al aleatorio y cayó sobre la cama, empezó a sonar "La Ciudad de la Furia" de Soda Estéreo en versión Unplugged, se sintió atrapado por el colchón, nunca había estado acostado en cosas tan suave y cómoda. La música lo elevó por los cielos de Caracas, pensó en la ciudad, pensó en Kiara y en la posibilidad de lamer sus tetas, siguió volando por Caracas hasta que se quedó dormido.  

A las horas, se oía a la distancia algo inentendible que, poco a poco, fue agarraron coherencia.

--¡Luis!... ¡Luis!... ¡Luis! ¡Despierta marico! ¡Tu mamá te ha llamado 30 veces al celular y no contestaste nunca!-- Le decía Aaron.

Se paró exaltado y a la velocidad de un rayo, se lanzó sobre su bolso búsqueda de su celular. 33 llamadas perdidas de "Mamá" pero todo empeoró cuando vio la hora que era; 10:43 PM. El celular sonó una vez más. Con mucha duda, decidió atender la llamada.

--¡¿DONDE COÑO ANDAS TU METIDO LUIS ERNESTO?! ¡¿ACASO NO TE HAS PERCATADO DE LA HORA QUE ES?! ¡¿CÓMO COÑO PIENSAS LLEGAR A LA CASA AHORA?! RESPÓNDEME.-- Su madre estaba iracunda, el ya sabía que era imposible agarrar el metro o un taxi hasta Macaracuay, le sacaría un ojo de la cara.
--Coño mamá discúlpame, me quedé dormido en casa de Aaron que estábamos estudiando. Mala mía, no quise preocuparte tanto.--
--¡A MI NO ME CAIGAS A MENTIRAS QUE YO SÉ QUE TU NO ESTABAS ESTUDIANDO UNA MIERDA PORQUÉ EMPEZASTE EL SEMESTRE ESTA SEMANA!--
-- Coño mamá, calmat...--
--¡A MI NO ME MANDES A CALMAR UNA MIERDA Y DIME QUE PIENSAS HACER CON TU VIDA CARAJITO DEL COÑO!--
--Ya va mamá, dame un segundo.-- Dijo suavemente mientras tapaba el micrófono de su celular. Volteó hacia donde estaba Aaron
--Mira marico ¿Yo me puedo quedar a dormir hoy aquí?--
--Si supongo... ¿A que hora tienes clases mañana? Porqué si tienes que levantarte a las 7:00 AM que ladilla tener que abrirte tan temprano.--
--Tu tranquilo que no pensaba ir a clases mañana de todas formas.-- Volvió hacia el teléfono y dijo.
--Mamá, Aaron dijo que no había problema si me quedaba a dormir.--
--¡BUENO, ESTÁ BIEN COÑO! ¡ES MEJOR ESO QUE ANDES POR AHÍ EN LA CALLE A ESTA HORA! ¡QUE SEA LA ÚLTIMA VEZ QUE HACES UNA VAINA ASÍ LUIS ERNESTO! ¡¿ESTAMOS CLAROS?!-- Luis se sentía como un niño de 5 años otra vez.
--Si mamá, discúlpame. Bendición. Besos.-- Trancó la llamada y todo volvió a la paz. 

--Mira marico, ya que te vas a quedar... Vamos a la tasca de la esquina y compramos unas cervezas. Esos portugueses cierran tarde y siempre me venden curda.-- Luis lo pensó por un momento y no le encontraba nada de malo a la propuesta.
--¡Eso es dándole!.--

Salieron y las calles de Chacao estaban muertas exceptuando la música portuguesa que salía del bar en la esquina.
--Podemos decirle a Kiara que pasé por aquí, esa caraja no estudia y siempre está activa.-- Dijo Aaron, Luis se volteó con los ojos abiertos y miró fijamente a Aaron.
--¿En serio marico?.-- Aaron sólto una carcajada y respondió.
--¡Si marico! Ya le escribo.-- Pasaron por la puerta de madera vieja, el local olía a cerveza y tequeños fritos, un montón de viejos hablaban tanto en español como en portugués, dependiendo de la mesa por la que pasases. Aaron caminó directo a la barra donde había un señor gordo rasgos europeos y cabello blanco peinado hacia atrás que vestía un delantal.
--¡Háblame portu! Dame 10 cerve... ¿Sabes qué? Dame mejor 2 botellas de ron y Coca-Cola.-- El señor que miraba fijamente un partido de futbol, se volteó y de un estante sacó dos botellas de Ron Cacique, caminó a un lado y sacó 3 botellas de Coca-Cola frías, metió todo en 3 bolsas.
--Mira chamo, yo no tengo mucho dinero.-- Dijo suavemente Luis a Aaron.
--No te preocupes, hoy es el día en el que pierdes la virginidad así que yo me encargo de todo.-- Una súbita emoción sobrecogió a Luis, pensaba que al fin se quitaría ese estigma social con las mujeres y sus amigos. Agarraron las bolsas y salieron por la puerta, al cruzar la puerta dejaron el ambiente ruidoso del local por el de la noche serena. "Rara vez la ciudad está tan tranquila." Pensó Luis a sus adentros. 

Mientras abrían la puerta del apartamento de Aaron, sonó su celular.
--¿Aló? Que fue mujer, si... Si estoy con él... Ajá... Ajá... Dale, las esperamos. ¡Ah! Mira, si puedes trae hielo... Si mujer, te estoy pidiendo que traigas hielo... Él te lo compensará ¡Jajajajajaja!.-- Trancó el teléfono y se viró a donde Luis.
--Chamo, hoy te van a volver leña.-- Luis le fue inevitable esbozar una enorme sonrisa. 

--Mira, en la gaveta de noche hay varias cajas de condónes nuevas... Agarra cualquiera pero no se te ocurra cogerte esa pana sin el forrito.-- Luis estaba totalmente al tanto de todos los males que se podían contraer a través del sexo sin condón y no estaba dispuesto a agarrar ni uno sólo. 

Aaron sacó unas cornetas del closet de la sala y las puso en la mesa al lado del sofá, le pidió prestado el iPod a Luis y se puso a revisarlo.
--Creo que el unplugged que estabas escuchando dormido será perfecto.-- La música empezó a sonar y Luis recordó su vuelo a través de la ciudad de Caracas. El intercomunicador sonó, Aaron lo levantó y tocó un botón. Se oyó un --¡Ya entramos! Vamos subiendo.-- 

Alguien tocó la puerta, Aaron le dijo a Luis que la abriera y en el fondo se oía;

"Me dejarás dormir al amanecer... Entre tus piernas... Entre tus piernas...".

Al abrir la puerta vio a Kiara con unas mallas apretadas negras, unos botines militares y un camisón blanco que le dejaba entrever el sostén rojo que tenía. Estaba peinada y olía Touch of Pink, un perfume que solía usar un antiguo amor de Luis.

--¡Hola chicuelo!-- Dijo suavemente mientras le tocaba un hombro a Luis.
--Esta es mi amiga, Laura.-- Laura era una chica un poco más alta que Kiara, flaca y con mucho cabello. Tenía la pollina amarilla mientras que el resto del cabello era negro azulado. También tenía mallas pero de leopardo rosado, usaba unos tacones que le levantaban de manera correcta las nalgas y el camisón blanco de Candy 66 que Luis le vio a Kiara en el McDonalds, era ella quien cargaba la bolsa de hielo que goteaba lentamente sobre el suelo.
--Mucho gusto, Laura-- Dijo con pesadez.
--Mucho gusto, Luis. Déjame ayudarte con esto.-- Agarró la bolsa y la llevó al freezer

Aaron saludó desde la cocina mientras preparaba un porro de marihuana.
--¿Te gustó lo que te vendí hoy querido?-- Preguntó Kiara
--Es el mejor que he probado en mi vida-- Dijo Aaron.
--Esas cosas son de niños que se la tiran de malotes... Esto es lo mejor del mundo.-- Dijo Laura mientras de su cartera sacaba una bolsa Ziploc, igual a la que Kiara les dio a ellos horas antes pero esta tenía un polvo blanco en ella.
--Deja de estar jalándote esa vaina colombiana que vas escoñetarte un día.-- Dijo Kiara en tono de reproche a su amiga.
--¡Bah! Estoy consumiendo perico desde los 15 y estoy fina.--

--Hey, hey, hey... Calma vale.-- Luis mientras entregaba vasos de Cuba Libre. Por su lado, Aaron prendía el porro y se lo pasaba a Kiara. Todos, exceptuando Laura probaron el White Dolphin. Laura bebía y le hacía ojos a Aaron, este sólo reía y fumaba. 

Luis empezó a hablar amenamente con Kiara sobre la universidad, sobre películas, música pero nada sobre la familia o de cómo había empezado a vender drogas. --Discúlpame pero no confío en nadie.-- Dijo tajante Kiara ante la pregunta de Luis. Por su lado, Aaron le susurraba cosas graciosas a Laura en el oído y esta ya había aspirado una línea de cocaína de la mesa al lado del sofá. 

--Pssst... Mira...-- Le susurró Kiara al oído de Luis. Una de sus manos rozaba suavemente un muslo de Luis causándole un leve cosquilleo. Luis lentamente volteó hacia donde estaba Kiara y se dio cuenta, que ella estaba tan cerca que sentía su respiración sobre su rostro. Se dieron un beso y Kiara empezó a rozar el bulto del joven pecoso. Éste, torpemente, trató de tocarle un seno haciendo un gestó insípido y sin gracia sobre el pecho de Kiara. Justo en la cocina, Aaron besaba y tocaba apasionadamente una Laura que perdía los estribos a causa de las drogas y el alcohol.

--Vamos al cuarto de Aaron.-- Dijo Luis, Kiara se levantó y lo haló por un brazo hacia la puerta. Cerati volvía entonar la letra.

 "...No hay más tiempo que perder, sonreíste... Estaba ahí, un misil en mi placard...".

La marihuana y el alcohol había causado estragos en el cerebro de Luis, la habitación se giraba lentamente. Cerró la puerta la entrar, Kiara se le lanzó encima y él la besó, como nunca había besado a nadie jamás. Le encantaba el sabor de su saliva, la sensación de los pechos de ella pegados a su cuerpo y los susurros que ella emitía. Le quitó el camisón y dejó expuesto dos senos un tanto pequeños, sostenidos por una pieza de lencería roja que decía La Senza en las tiras. Luis se quitó la franela y dejó relucir el blanco de su piel, Kiara le empezó a besar el pecho y fue bajando poco a poco. Le aflojó la correa del pantalón y los dejó caer. Luis nunca había llegado tan lejos con una mujer. Kiara siguió de largo, besando al rededor del domingo, bajando lentamente la ropa interior de Luis y empezó a darle sexo oral. Luis estaba extasiado, volando en la noche de Caracas sobre la lengua de Kiara, entonces... Un golpe seco y vidrios rotos sonaron afuera. Un grito ahogado y la música es lo que había afuea. Kiara paró. 

Oían algo como una especie de llanto, algo inentendible. Luis se subió los pantalones, molesto porque creía que Aaron quería fastidiarle la noche. Abrió la puerta y tirada sobre el suelo, con la mesa que estaba al lado sofá volteada con vidrios rotos, junto a un charco de ron estaba Laura sin vida y con la nariz blanca. Aaron estaba en el suelo, en el punto mas alejado de la sala llorando y temblando

.--Yo... Yo... ¡YO NO SÉ QUE PASÓ!-- Gritó desesperado con la voz quebrada. --Ella... Estaba bien, me estaba mamando el huevo y me dijo que se estaba quedando dormida... Qué iba a darse un último pase y luego íbamos a tener sexo pero luego de que aspirara empezó a temblar y colapsó marico...-- Empezó a llorar nuevamente. Kiara salió semi desnuda del cuarto. 
--¿Que caraj...-- Un grito duro y agudo, que terminó de despertar a Luis. Estaba muerta, sobredosis. No había más nada que hacer. Kiara se tiró al suelo y Luis la agarró, la llevó de nuevo a la habitación.
--No, ¡suéltame! No lo entiendes.-- Decía Kiara con los ojos llenos de lágrimas.
--¡LUIS SUÉLTAME! ¡NO LO ENTIENDES!-- Kiara forcejeaba y Luis empezaba llorar también pero no la soltaba. 
--¡ELLA ES HIJA DE UN GENERAL!-- Luis se quedó seco. Soltó a Kiara y se volteó lentamente a ver el cadáver de la flaca Laura.

--Laura... Es... La... Hija... De... Un... ¿General?.-- Dijo Aaron con voz sollozante y afligida. 
--¡SI! ¡Y EL SABE QUE ELLA VENÍA ESTA NOCHE PARA ACÁ!-- Terminó diciendo Kiara. Luis paró la música. 
--¿Qué vamos a hacer? Si nos descubren, el papá de Laura nos matará o nos pondrá presos.-- El nerviosismo de Aaron estaba a punto de volverlo loco. Luis, mirando fijamente el cuerpo dijo 
--Hay que deshacernos de ella...-- 
--Pero ¿Cómo?-- Preguntó Kiara. 
--La tiraremos al Guaire...-- Sentenció Luis. 
--¡Ni de coña que el papá va a creerse eso! ¿Tu crees que tendría lógica hacer eso? Obviamente nos buscarán.-- Dijo Aaron, que no paraba de moverse de un lado a otro. 

--Haremos que se lo crea.-- Dijo Kiara secándose las lágrimas. 
--Haremos que se lo crea, la montamos en mi carro y montamos un intento de secuestro.-- Luis torció la cara al oír semejante plan. 
--¿Cómo haremos eso Kiara?.-- 
--Fácil, primero tendrán que caerme a golpes para hacerlo más creíble, luego bajamos el cuerpo a mi carro y lo lanzamos al río por Las Mercedes, después sería chocar el carro para decir que Laura y yo escapábamos de un intento de secuestro pero que a ella si lograron llevársela.-- Luis se agarró el mentón y pensó en el plan. 
--Aaron, agarra un juego de sábanas y tráelas.-- Aaron se puso de pie rápidamente y buscó en el closet de su habitación, sacó un juego con dibujos de la película "101 Dálmatas". Puso, una sábana en el suelo, junto al cuerpo y la otra sobre el cuerpo. 
--Ayúdame a levantarla.-- Le pidió a Luis. El cuerpo aun seguía caliente, ambos sintieron pánico al sentir el calor aun presente en ese cuerpo inerte. Cubrieron en su totalidad el cuerpo de Laura y le pusieron teipe para asegurarse que no se saliera la carga del "enrrollado". 
--Mete el carro en el estacionamiento, la bajaremos por el ascensor hasta el sótano.--  Aaron, quien estaba ya más calmado le lanzó a Kiara un juego de llaves. Salió directo hacia la puerta, sus pasos resonaron en el pasillo hasta la puerta de la escaleras. 

5 minutos después, se oía el portón del estacionamiento moverse. 
--¿Por donde la bajaremos?-- Preguntó Luis. 
--No lo sé... ¿Las escaleras, el ascensor, la lanzamos por la ventana hacia el estacionamiento?-- 
--¡Coño Aaron sé serio! ¡Tenemos una jeva muerta en la sala de tu casa!-- Luis no se había dado cuenta que había alzado la voz, Aaron notó que en la ventana de un vecino una luz se encendió. 
--¡Agárrala y vamos por las escaleras! ¡YA!.-- Dijo Aaron. 

Luis agarró lo que el creía eran los hombros, diminutos y suaves. El cadáver olía a ron, marihuana y perfume de mujer, Luis creía que en cualquier momento Laura daría un respiro de vida y acabaría con la pesadilla. Mientras bajaban las escaleras, oyeron como los vecinos tocaban la puerta del apartamento de Aaron. "¡Coño, la cagué!" pensó Luis dentro de si. Apuraron el paso, eran sólo 3 pisos hasta el estacionamiento. 

Un automóvil Ford Ka de color verde manzana esperaba enfrente a la puerta de la escaleras, en su interior estaba una temblorosa Kiara, que buscaba incesantemente una canción en la radio. 

--Mierda mierda mierda... ¡Pura mierda suena en este país!-- Apagó la radio y hurgó en su cartera, sacó un lápiz labia el cual tenía un compartimiento secreto, sacó un polvo blanco y aspiró. Sintió como un ardor le llegaba hasta la nuca mientras, poco a poco, sus temblores se hacían un poco más marcados. Un golpe repentino la asustó y vio que eran Luis y Aaron cargando un saco de sábanas, con un movimiento rápido abrió la maleta. Tuvo ganas de vomitar al ver como Aaron y Luis forzaban el cuerpo para que entrara en la parte trasera del vehículo, se oía como se contorneaba el cuerpo Laura, sintió gran asco. Ambos se montaron, Aaron adelante y Luis atrás, éste sentía un leve terror mientras pensaba en el cadáver, se imaginaba como dos ojos fríos y perdidos lo miraban fijamente a través del asiento. Salieron del apartamento y arrancaron vía a Las Mercedes. 

En la esquina contraria, había un vehículo negro oculto por la poca luz en la calle. Se encendió al ver el Ford Ka salir del edificio y los siguió a distancia.

(Continuará Drama Button)


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